Había una vez un contador llamado Richie, conocido por su meticulosidad y precisión en los números. Un día, su jefe le encomendó la tarea de preparar el balance financiero anual de la empresa, una tarea que Richie consideraba su especialidad. Sin embargo, en medio de la noche, mientras trabajaba en su oficina, comenzó a escuchar susurros misteriosos que parecían provenir de los estados financieros.
A medida que se sumergía en su trabajo, los números comenzaron a moverse por sí mismos, creando desequilibrios y discrepancias inexplicables. El balance se convirtió en un laberinto financiero, y Richie se sintió atrapado en él. Cada vez que intentaba corregir un error, más aparecían en su lugar. La deuda de la empresa se multiplicaba a un ritmo aterrador, y las inversiones se desvanecían en el aire.
Richie se dio cuenta de que estaba atrapado en una pesadilla financiera, incapaz de escapar. Los números comenzaron a retorcerse y a convertirse en figuras grotescas que se burlaban de él. Desesperado, Richie intentó huir de su oficina, pero la puerta estaba sellada. Finalmente, el agotamiento lo venció, y cayó inconsciente sobre su escritorio.
Al día siguiente, encontraron a Richie muerto en su oficina, con una expresión de terror congelada en su rostro. El balance financiero que había estado preparando estaba completamente en blanco, como si la pesadilla nunca hubiera ocurrido.
Elaboró: ACCEPTI CONTADORES S.C.
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